Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. (Efesios 6:4)





El mejor manual para criar a los hijos es LA BIBLIA.





Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas. (Deuteronomio 6:6-9)





En la educación a los hijos, hay que prometer lo que se cumple, corregir lo malo y exaltar lo que se hace bien.

La disciplina, es decir, la aplicación de normas van formando al hijo y si son educados en los principios de Las Escrituras vivirán en estos principios cuando sen adultos.




Instruye al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él. (Provervios 22:6)










La disciplina nunca se debe aplicar con ira, y se les debe explicar al corregirles, el por qué viene la correción.
Se les debe explicar que la obediencia de los hijos debe ser inmediata, ya que si no es así, provoca que los padres se enfaden y no apliquen la disciplina correctamente, sino posiblemente con ira.




Amonestación – Instrucción - Advertencia





La desobediencia se debe castigar, pero antes de hacerlo hay que advertirla para que los hijos sepan lo que deben y no deben hacer y que no les llegue un castigos sin que ellos sepan que esa acción no debían hacerla.


El niño debe ver el error y arrepentirse

Se debe trabajar el tono de voz en el que se le reprende, y al disciplinarlos, llevarlos siempre a la Palabra de Dios.
Al disciplinar a un hijo, ambos padres deben estar de acuerdo, y no quitarse la autoridad el uno al otro. Al hablar juntos de la disciplina de los hijos, deben hacerlo a solas, sin la presencia de los niños

La correcta educación es la que sea realiza a la manera de Dios, no a la del hombre y ésta debe comenzar desde el momento del nacimiento. Un niño mal educado avergüenza a los padres.

Se debe enseñar con paciencia y diligencia, ir formando el carácter de Cristo.

Cuando los padres son sabios, los hijos buscarán consejo en ellos, y no en el mundo.

Se deben enseñar a los hijos a pedir perdón, que a prendan a reconocer cuando lo han hecho mal.

Se debe pedir sabiduría a Dios para educar a los hijos en cada etapa de la vida, pues son diferentes.
Solo los padres que están dispuestos a ser amonestados por el Señor son aptos para amonestar a otros.





Dios los bendiga.